lunes, 10 de junio de 2019

ORACIÓN DE UN ALMA ABATIDA

Cuando el alma se siente abatida, compungida, que, no encuentra la salida a todas las situaciones difíciles y adversas de la vida, entonces un paso decisivo es HABLAR CON DIOS y ¿cómo hablamos con Dios? En la Biblia, Él nos dejó su palabra a través de este libro maravilloso y muy completo, donde inspiró a profetas, como Jeremías, predicador como Jonás, reyes, como el rey David, príncipes como Moisés, santos, como San Mateo, evangelistas, como San Lucas, algunos discípulos de Jesús, como Juan, e hijos predilectos de Dios, para escribir lo que el Espíritu Santo, les inspiraba... algunos evangelistas que eran gente del pueblo, simples pescadores, sin mayores conocimientos como el caso de Pedro, encontramos en sus palabras al predicar o escribir cartas o epístolas, se aprecia la unidad en cuanto a fondo y forma con aquellos muy preparados en esa época como es el caso de Pablo de Tarso, en donde encontramos para todas las necesidades que tengamos en un momento crucial de la vida, una oración, un mandato, una exhortación, un alerta, una palabra de paz, profesías e historias para reflexionar...

 En este espacio compartiremos un SALMO DE LA BIBLIA: EL CARÁCTER TRANSITORIO DE LA VIDA
SALMO 39
  1" Yo dije: Atenderé a mis caminos, 
    Para no pecar con mi lengua;
    Guardaré mi boca con freno,
    En tanto que el impío esté delante de mí.
2 Enmudecí con silencio, me callé,
     aún respecto de lo bueno;
  Y se agravó mi dolor.
3 Se enardeció mi corazón dentro 
    de mí;
  En mi meditación se encendió fuego,
  Y así proferí con mi lengua:

4 Hazme saber, Jehová, mi fin
  Y cuánta sea la medida de mis días;
  Sepa yo con frágil soy.
5 He aquí, diste a mis días término
    corto,
  Y mi edad es como nada delante
    de ti;
  Ciertamente es completa vanidad
   todo hombre que vive.
6 Ciertamente como una sombra es
     el hombre;
  Ciertamente en vano se afana;
  Amontona riquezas, y no sabe
    quien las recogerá.

7 Y ahora Señor ¿Qué esperaré?
  Mi esperanza está en ti.
8 Líbrame de todas mis  
    transgresiones;
  No me pongas por escarnio del
    insensato.
9 Enmudecí, no abrí mi boca,
   Porque Tú lo hiciste.
10 Quita de sobre mí tu plaga:
  Estoy consumido bajo los golpes
   de tu mano.
11 Con castigos por el pecado
   corriges al hombre,
  Y deshaces como polilla, lo más
    estimado de él;
  Ciertamente, vanidad es todo 
    hombre.

12 Oye mi oración, oh Jehová, y
     escucha mi clamor.
  No calles ante mis lágrimas;
  Porque forastero soy para ti,
  Y advenedizo, como todos mis
     padres.
13 Déjame, y tomaré fuerzas,
  Antes que vaya y perezca.

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